breve autocrítica a "Cómo vivimos hoy"

Autocrítica a "Cómo vivimos hoy"
Las ciudades nos acostumbran a este modo de vida aglomerado y a tiempo, como si fuera el único. Vivir en ellas nos mecaniza aún más, si no fuera por el arte, la música, el deporte o las experiencias con la naturaleza estaríamos encerrados en pequeñas cápsulas, absortos en nosotros mismos. Esta cotidianidad de las ciudades afecta nuestros sentidos, volviéndonos insensibles a los demás, al contacto, al susurro y al goce. Cada vez nos cuesta más despertar los adormilados sentidos.
Los enseres tecnológicos nos están empequeñeciendo no sólo la mirada, sino la comprensión de la realidad. Los medios masivos absorben nuestras capacidades, nos vuelven más consumistas y menos creativos. En este sentido creemos que viendo todo el día Youtube o Facebook estamos acompañados, creemos que en los canales de TV está la fórmula para ser felices, creemos que en la radio está la voz que siempre nos acompañará. Detrás de la necesidad de informarnos, lo que estamos construyendo es nuestro propio encierro, en cierta manera estamos generando una profunda soledad: una inexorable depresión.

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