LEER Y ESCRIBIR ES LO MIO
por Esteban Ortiz M.
La lectura y la escritura son las grandes aliadas de
la manera de vivir en las grandes urbes. Hoy por hoy es posible hallarlas en
lugares donde no ha sido habitual concebirlas o incluso formarlas. Muestra de
ello es encontrarse lectores inusitados en el transporte masivo y sus
estaciones, los hospitales y las salas de espera, los bancos, las empresas o
los centros comerciales. Hasta es posible toparse con lectores excelsos en
espacios reducidos para el espíritu como las cárceles.
Independiente del lugar de origen, la ciudad nos
invita a recorrerla a diario, emprender la jornada al interior del transporte
masivo en compañía de un libro es un privilegio para la misma aventura. Lector
y libro se confunden, se acompañan y se recrean. Aquel que afronta una congestión
en la gran ciudad, armado de un buen libro o de un cuaderno de notas,
podrá tener la sensación de haber invertido su tiempo de
manera valiosa. Logrará transformar la ansiedad de no haber llegado a su
destino en un encuentro inusitado con otras realidades, con otros tiempos, o
incluso, y si aguza la mirada, verá dibujado en las líneas que lee su propio acontecer.
La lectura es una alternativa fabulosa para
sobreponerse a la mixtura inevitable de las grandes ciudades, pero también
alivia el espíritu de quienes padecen una enfermedad crónica o una eventualidad
física. Está demostrado que leer y escribir apoyan el tratamiento de
enfermedades, los procesos de convalecencia y la sanación de los males. En
momentos de dolor, donde el espíritu y la voluntad flaquean, un buen libro hace
llevadero lo insoportable. Hasta el encuentro con la inevitable muerte es más sublime
gracias a la lectura y mucho más si se ha recorrido dejando un rastro
permanente de palabras escritas.
Ni que decir de la reclusión permanente, donde las
personas ven que su tiempo pasa y las horas transcurren sin un propósito. Es en
las cárceles donde la lectura se intensifica, se aloja en las mentes de los
reclusos, asume la soledad, desbanca la aburrición y moviliza el
espíritu hacia escenarios de creación inusitada. El Quijote de la Mancha en sus
inicios fue gestado a la sombra de un encierro -siempre- injusto. Es posible
entonces afirmar que gracias a la lectura y la escritura los muros se
atraviesan, los espacios se transitan y en definitiva se extienden las alas
para el viaje, que es el espíiritu mismo que no se deja doblegar.
La lectura y la escritura son hoy, más que nunca,
compañeras inseparables de la existencia en las grandes urbes, permiten no sólo
recrearse, sino también emocionarse, sanarse y hasta liberarse. Promover sin
descanso la lectura y la escritura harán de Cali la región donde crezcamos como personas y convivamos mejor gracias a los escritores por sus recorridos, atajos y extravíos.
La promoción de la lectura es fundamental! Cada vez más necesita apoyo de organizaciones y personas! Gracias Esteban!
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