EL MEMORIAL 9 -11 en CRÓNICAS DE NUEVA YORK
EL MEMORIAL 9-11
CRÓNICAS DE NUEVA YORK
Atónitos, hace 20 años, vimos -en vivo y en directo- como se introducían dos aviones en dos monumentales edificios, como dos piedras insertándose en un par de gelatinosas moles gigantes. A las dos horas, como si fuera un juego de Jenga, se desplomaron, como si fueran efectos especiales. Recuerdo vivamente la polvareda que se tragaba a las personas que corrían despavoridas. Luego de esas imágenes ha habido en mi un lacónico silencio, por años habita en mí una incomoda sensación.
Miles de personas sucumbieron, especialmente aquellos que querían ayudar a otros, bomberos, rescatistas, policías, además de las inocentes víctimas, me impresionó mucho que los socorristas fueran en gran parte los que murieron. Como todo desastre en vivo no tenía -en ese momento- mucha explicación, sólo imágenes desperdigadas acompañadas de retorcijones en el estómago.
Gracias al viaje que hicimos en el 2018, ese silencio, que hasta ahora había sentido, se reemplazó por el monumento que se ubica en el lugar donde estaban las torres gemelas. Lugar exacto donde se dominaba el comercio a nivel mundial. A semejantes megaestructuras de concreto, las reemplazan hoy una gran estación en forma de esqueleto de un dinosaurio prehistórico y una cascada austera que se introduce hacia lo profundo. Esta última obra es la que me llama la atención, pues este monumento a cielo abierto deposita el agua en una figura central por donde fluye el líquido hacia el interior de la tierra. Se oye una caída de agua, se ve un despliegue artístico digno de conocer, una combinación entre la magia de la naturaleza y el simbolismo del arte "performativo".
El Memorial 9/11 es un homenaje a las personas caídas. La cascada en vez de alzarse a las alturas, se introduce al abismo, tratando de llevarle paz a tantos desaparecidos. Para mi asombro, este monumento escrito con el nombre de cada una de las personas que desaparecieron, es una remembranza al día que cambió a Nueva York y a sus habitantes, al mismo amanecer que inició una nueva guerra -sin fin- entre Estados Unidos y el radicalismo islámico.
Luego de dos guerras mundiales surtidas en otros confines, este país jamás olvidará lo que es vivir en carne propia la desesperanza, y padecerá como en otras latitudes lo que es el terrorismo. Esta nación fundada por ese deseo de libertad, ya no descansa tranquila luego de vivir y padecer una muestra de barbarie como la vivida el septiembre 11 de 2001.
Sin duda, la caída de agua a las profundidades deja una emoción, ese ruido constante no deja olvidar lo que pasó esa fatídica mañana, lo pervive y lo sobrescribe. Como otros turistas, yo no llego con rabia a mirar lo que sucedió; pero si alcanzo a suponer que para muchas víctimas este monumento las conmueve, las humedece, las abraza y ojalá también las ayude a sanar esa herida abierta, siempre viva.
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