Soy John - de la serie de Historias Inconclusas

 Soy John

-de la Serie Historias Inconclusas-

Por Esteban Ortiz – Abril 24


En esta época de no ir al colegio, me he convencido que no nací para estudiar. Madrugar, tener que hacer tareas, seguir las reglas de unos adultos que quieren que el mundo sea perfecto. Que aburrido, eso no es para mi.


Mi mundo es la calle, son los amigos, quiero tener dinero para chicanear, y que toda la gente del barrio me reconozca. Andar por ahí libre, sin que nadie me diga qué hacer, qué pensar, que ninguno se meta conmigo o me joda. 


No se para qué se inventó la escuela. Yo vivo con personas que ninguno la terminó y después no les ha servido para nada. Todos sobrellevan la vida. Mi padre es latonero, es decir arregla carros al frente de la casa, es recursivo, y la gente lo busca porque resuelve casi todo. Trabaja todos los días, pero en los que no, es porque se ha tomado unos tragos en la esquina con el grupo de sus amigos. Con el guayabo que le queda no se puede ni levantar, al día siguiente el panzón deja dicho: “No estoy para nadie”. 


Yo creo que voy a hacer lo mismo que él, rebuscarme y disfrutar cuando se pueda. Aunque a mi no me gusta mucho ensuciarme, prefiero estar limpio. Lo que si me gusta es que los amigos se me acerquen para perder el tiempo, me gusta la conversa, borondear por ahí, ir donde está el bochinche pero sin meterme en problemas. 


Hablando de líos, mi hermano mayor también abandonó la escuela, mejor dicho lo echaron por mal estudiante. Y eso que no le iba tan mal como a mi. El Andrew es un caso, no sabe bien que quiere, y desde que lo sacaron del colegio público no deja de hacer pendejadas. Hasta estuvo en la cárcel, pues lo pillaron o se dejó pillar. Desde hace un tiempo andaba con unos manes haciendo mandados, algunos bien, como llevar y traer gente en una moto. Otros más tenaces, como ir a intimidar personas porque deben plata, le cobraba a los colgados en sus pagos. Hasta que un día andaba transportando unas armas camufladas en unas cajas y alguien lo sapió y lo cogieron. Estuvo su buen tiempo guardado. Por eso les digo: ¿para qué la escuela? Mi hermano no la necesitó para hacer todo eso, no sirve ni para manejar moto. 


Ya me cansé. Con esta pandemia de hace un año, yo si mi voy a salir del colegio. Ahora que no hay clases, disque nos conectemos para recibirlas virtuales. Yo casi nunca puedo conectarme, pues no tengo con que hacerlo. El único celular es el de mi papá, uno viejo y él dice que es para su camello. A mi me han dicho que esas clases virtuales no sirven para nada, el profesor hable que hable y todos los pelados con las cámaras apagadas, recochando, haciendo otras cosas o durmiendo será. La otra vez me contaron que un man estaba en el baño y que todos lo escucharon. Que risa. También me contaron, de una pelada por allá que estaba con su novio y se oían ruidos. Ese día si quise haberlo escuchado, habría valido la pena estar ahí, solo para reírme con todos. 


Bueno no tengo ni idea como salirme del colegio, será no volver. Hace un año no saben de John Alexander, pues yo sigo así. Mejor me voy para donde don Anselmo. Me dicen que ese señor tiene unas gualas, y que a veces necesita ayudantes para cobrarle a los pasajeros. Vamos a ver cómo me va. Yo les cuento..

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