LA MENDICIDAD Y SUS MATICES

La mendicidad y sus matices

Parte 2 

Diferentes lugares de la ciudad, y en especial el sistema de transporte masivo de Cali, se han expuesto a personas que aparecen pidiendo dinero, algunos a cambio de productos, otros a cambio de plegarias y otros hasta de canciones. La situación se vuelve compleja cuando las mismas personas, una y otra vez, empiezan a pedir dinero todo el tiempo, sin importar hora, día o congestión. En el MIO, el lugar preferido para hacerlo son los articulados, los cuales tienen un segundo vagón, el lugar perfecto donde el conductor no alcanza a verlos.

Este proceder que al parecer pasa desapercibido, no lo es para las cámaras de seguridad, ni por el personal de seguridad especializado quienes empiezan a detectar un comportamiento común y frecuente, y es que el mismo sujeto vuelve día tras día a pedir por lo mismo una y otra vez. Y lo que no sabe el ciudadano sensible es que esa persona, aparentemente en desgracia, es que su presencia se vuelve recurrente, lo que era una desgracia coyuntural se vuelve sistemática. 

Infortunadamente luego de una política de sana convivencia se desató una mayor mendicidad. No sabemos si ese comportamiento fue alentado por el desconocimiento de la norma o por el deseo de violarla. Lo que sí sabemos es que mientras haya ciudadanos dispuestos a dar su dinero, la mendicidad se volverá una opción de trabajo con todo el aval social.

El MIO, que fue diseñado como un escenario público para los caleños, está ahora invadido por intereses particulares. Lo mismo que le sucedió a los espacios del centro de la ciudad, donde unos cuantos se apropiaron del espacio de todos, lo vive crónica y críticamente el sistema de transporte masivo. Frente a esta oleada social, ciudadanos preocupados esperan con toda razón acciones contundentes de las autoridades, lo que no se alcanzan a imaginar estos ciudadanos es que cuando aparece la policía o el ente de control ciudadano, muchas personas interceden a favor del infractor, quien se vuelve rápidamente víctima. Es por esto que la mendicidad es un asunto de mayor complejidad a la de expedir normas y esperar que se cumplan. 

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