INFORME DE ASESORÍA DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA

PARTE 1. EL ÉNFASIS


Cuando empecé en la asesoría no sabía de la intensidad del trabajo, ni del equipo que encontraría, aunque sí podía intuir unos resultados y de la manera de llevarlos a cabo; me causó curiosidad inicial el ver la distribución de los puestos de trabajo: adelante los coordinadores, atrás los técnicos. El grupo de los que llevaban más tiempo de servicio, cerca, y los más nuevos un poco más lejos. Me propuse que en unos meses este organigrama social debía mejorarse. Buscaría a toda costa profesionales que pudieran destacarse con su trabajo, sin importar si tenían muchos o pocos años o en la Asesoría. Necesitaba buscar talentos. Cada mañana, al saludar a cada uno de los integrantes del equipo, comprendía que no me equivoqué y 7 meses después encuentro a unos profesionales con las más altas calidades y un gran  nivel de compromiso para  con la alcaldía.

Todos han podido tener la oportunidad de destacarse, de sobresalir, de demostrar de qué están hechos, dónde y cómo se formaron y qué quieren hacer en sus vidas. 

Conocer al equipo me tomó un tiempo. Las diferencias de edad, el equilibrio de género, las subidas de ánimo, la “mamadera de gallo”…fueron todos factores que me ayudaron a comprender qué esperar del grupo. Lo que intuía era que a cada quien debería exigirle en la justa medida. No esperaba laxitud, ni frescura, tampoco rigidez y anacronismo; sabía que no era un grupo creado por mí, pero buscaría que hiciéramos un buen sprint final de alcaldía. El estilo de liderazgo era bastante diferente al anterior, ese era un reto enorme: exigir sin maltratar, permitir sin relajar; sabía que debería mandar un mensaje contundente, pasara lo que pasara: lo que me prometieran se debería cumplir y hoy, meses después, encuentro un reconocimiento enorme gracias a poner el acento en las personas, en creer en cada uno de los integrantes de este equipo de trabajo. 

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