¿Cómo entender la adolescencia?

La adolescencia, su búsqueda de modelos para identificarse y la formación de nuestros primeros grupos sociales

Por Esteban Ortiz M.

               

La adolescencia es quizá una de las etapas de la vida más interesantes, por su dinamicidad: la transición de niño que implica cambios físicos (pubertad), de conducta social, desarrollo mental y maduración. El término adolescencia proviene del verbo latino adolescere que significa crecer o llegar a la maduración.[1]

     En las sociedades más civilizadas es considerada como un tiempo de "borrasca y tempestad", una época de crisis, en la cual muchos factores de desarrollo del comportamiento humano toman nuevos rumbos y cambian de dirección, unos estimulados por el cambio en las exigencias sociales y otros por la aparición de nuevas exigencias biológicas y emocionales.  Jung (1960) considera la adolescencia como un período de stress y conflictos intrapsiquicos.  Menninger (1968), Hurlock (1968) y Erickson (1956, 1968) consideran la adolescencia como una etapa del desarrollo humano, caracterizada por los conflictos relacionales interpersonales, en la escala de valores sociales, y en el control emocional.  Ana Freud (1958) insiste en que la adolescencia es un período de dificultades emocionales.  Blos (1962) habla de la adolescencia como un período de aislamiento, soledad y confusión.  Piaget (1969) presenta el período de la adolescencia como uno de los grandes cambios en el funcionamiento intelectual en general. [2]

     Según la OEA (1969), la adolescencia es esencialmente un proceso de desarrollo que viene de la niñez y prosigue hasta la edad adulta. Puede definirse por límites de edad, por cambios físicos y anatómicos, por cambios en la conducta social, y por cambios en el "yo".  Desde el punto de vista sociocultural el niño dependiente se convierte en adulto independiente, se desarrolla un papel sociosexual y su interés pasa de ser del juego al trabajo.  Es importante anotar que estudios antropológicos han aportado pruebas acerca de las diferencias de una cultura a otra, referidas a la concepción de adolescencia.

     Arminda Aberastury considera toda la conmoción de este período de la vida como normal y seria anormal la presencia de un equilibrio estable durante el proceso adolescente y más que una etapa estable es un proceso y un desarrollo.  Mauricio Knobel concuerda con Arminda Aberastury y expresa que se atraviesa por desequilibrios e inestabilidades extremas, es por esto que la designará como una entidad semipatológica llamada "síndrome normal de la adolescencia", que es perturbador y perturbado por el mundo adulto, pero necesario para el adolescente; que en este proceso va a establecer su identidad, que es un objetivo fundamental de este momento vital.

      Después de haber hecho este recuento definiremos la adolescencia coincidiendo con Arminda Aberastury quien dice: "es la etapa que obliga al individuo a formularse los conceptos que tiene acerca de si mismo y que lo lleva a abandonar su autoimagen y a proyectarse en el futuro de la adultez, fluctuando entre una dependencia y una independencia externa y solo la madurez le permitirá aceptar ser independiente dentro de un marco de necesaria dependencia".

La identificación con los demás


     Un aspecto que para nosotros es muy importante y por el cual queremos enfocar este trabajo es el concepto de identificación de los adolescentes en los grupos que tiende a formar durante este período.  A continuación presentamos una revisión del término identificación desde el punto de vista psicoanalítico.

     El término identificación es el generalmente se ha utilizado para definir y representar el activo proceso estructurante que tiene lugar dentro del yo y por el cual este metaboliza ciertos componentes internalizados dando lugar a una "matriz identificatoria". La identificación juega un papel importantísimo en la formación y consolidación de la estructura básica de la personalidad.  Se utiliza el término identificación para el conjunto de operaciones que determinan el proceso de estructuración que ocurre dentro del self sobre la base de la selección, inclusión y eliminación de elementos provenientes de los objetos externos, de los objetos internos y de las partes del self.  Abarcaría distintos fenómenos comprendidos en dos grandes categorías: internalización y externalización.[3] 


     Para Freud, en Psicología de las masas, el concepto de identificación lo define como "la expresión más temprana del vínculo emocional con otra persona".  Señala tres fuentes de identificación: 1. La identificación es la forma original del vínculo afectivo con un objeto; 2. En forma regresiva llega a ser un substituto de un vínculo objetal libidinal, y 3. Puede surgir con una nueva percepción de una cualidad común compartida con otra persona (o personas), que no es un objeto del instinto sexual.  El vínculo común entre los miembros de un grupo está en la naturaleza de una identificación basada en una importante cualidad emocional común.  En este artículo Freud compara la identificación con el enamoramiento, encarando el problema de la constitución de los grupos.  En el primer caso, el Yo se enriquece adquiriendo las propiedades admiradas del objeto; en el segundo caso el Yo está empobrecido por su sometimiento al objeto, el cual está ubicado en el lugar del Ideal del YO; constituyéndose el grupo primario, que es un conjunto de individuos que han colocado el mismo objeto en el lugar de su ideal del yo y consecuentemente, se han identificado uno con otro en su yo.

     Cada individuo es una parte componente de numerosos grupos; está influido, por lazos de identificación, hacia muchas direcciones y ha constituido su ideal del yo de acuerdo con los más variados modelos. La distinción entre la identificación del yo con un objeto y el reemplazo del ideal del yo por un objeto encuentra su ilustración en dos grupos artificiales (artificiales porque son construidos por la sociedad): ejército e iglesia. El soldado trata a su superior como su ideal, mientras que se identifica a si mismo con sus iguales.

     Freud no considera a la identificacion solo como un mecanismo que prepara el camino al vínculo emocional, sino que constituye el vínculo mismo.

     Según Lacan el yo es el lugar de las identificaciones que hacen que el sujeto del discurso se aliene a un objeto imaginario; el yo viene a ser un sistema central que debe ser comprendido en su estructura imaginaria y en su valor libidinal.[4] 

     La identificación es la manifestación más temprana y primitiva de un enlace afectivo a otra persona.  Es lo que se quisiera ser, aspira a conformar al propio yo análogamente al otro tomado como modelo. La simpatía nace de la identificación.[5] Comprende un grupo de maniobras adaptativas y defensivas inconscientes por medio de las cuales el yo hace suyos rasgos y características de otro u otras personas o de un grupo social.  No puede haber identificación sin proyección, pero para su estudio el énfasis de la proyección se ubica en los procesos de externalización, en tanto que el acento de la identificación se coloca en el internalizar. Es por esto que la introyección se asocia a la identificación. [6]

     En síntesis, la identificación trata de un mecanismo fundamental en la evolución y organización de la personalidad, que interviene como mecanismo básico de la formación del yo, del superyo, del ideal del yo, del carácter y de la identidad.

Los grupos sociales


     Volviendo al adolescente que se identifica, la mayoría de estudios acerca de la adolescencia enfatizan en ver al adolescente como un individuo que se enfrenta a situaciones que se prestan más favorables en el momento, una de ellas es la uniformidad, que brinda seguridad y estima personal, se entiende como el doble proceso de sobreidentificacion masiva, en donde todos se identifican con cada uno. Esto se interpreta como una Búsqueda de Identidad; el proceso (la uniformidad) es a veces tan intenso que la separación del grupo parece casi imposible, y se pertenece más al grupo de coetáneos que al grupo familiar.
    
     Es por esto que el adolescente con tal de sentir una identidad se inclina hacia los dictados del grupo en cuanto a modas, vestimenta, costumbres, etc.. Hay una serie de ejemplos acerca de un tipo de identidades especificas definidas como la identidad negativa -que son identificaciones con figuras negativas pero reales, en donde es preferible ser alguien perverso, indeseable a no ser nada (formación de pandillas, delincuentes, etc..)-, y otra como el de identidad con el agresor -asumir  características de personalidad de quienes han actuado agresiva y persecutoriamente con él-. Otra de las características del adolescente es la multiplicidad de identificaciones contemporáneas y contradictorias, por eso, el adolescente se presenta como varios personajes, llegando a ser una combinación inestable de varios cuerpos e identidades. El adolescente no quiere ser como determinados adultos, pero en cambio, elige a otros como ideales; con frecuencia el adolescente se somete a un líder que lo politiza y , en el fondo, reemplaza a las figuras paternas de los que está buscando separarse. Las actuaciones del grupo y sus integrantes, representa la oposición a las fuerzas parentales, y una manera activa de determinar una identidad diferente de la del medio familiar; el grupo constituye así la transición necesaria en el mundo externo para lograr la individualizacion adulta.[7]

  Citaremos a Gustavo Le Bon de su libro "Psicología de la Multitudes", que hace una aproximación a un tipo de grupo (masa desorganizada), definiéndola como "una multitud excitable, impulsiva, apasionada, versátil, inconsecuente, indecisa y, al mismo tiempo, inclinada a llegar en su acción a los mayores extremos, accesible solo a las pasiones violentas y a los sentimientos elementales, extraordinariamente fácil de sugestionar, superficial en sus reflexiones, violenta en sus juicios, capaz de asimilarse tan solo los argumentos más simples, fácil de conducir y conmover. Carece de todo sentimiento de respetabilidad y se halla siempre pronta a dejarse arrastrar por la conciencia de su fuerza hasta violencias propias de un poder absoluto e irresponsable.  En los casos más graves se conduce más bien como un rebaño de animales salvajes que como una reunión de seres humanos."  [8] Esta formación grupal tiene como característica una existencia pasajera constituida rápidamente por la asociación de individuos movidos por un interés común.

     Otra interpretación del mismo tipo de formación de grupo la da Rene Fau en su libro: “Grupos de niños y de adolescentes”,  dice que el grupo espontáneo nace entre adolescentes de una necesidad de seguridad, la agrupación proporciona seguridad, puesto que absorbe la agresividad individual y la transforma en el dinamismo propio del grupo. La oposición y la rebelión expresada a través del grupo pierden su carga de culpabilidad y  permite a la autonomía individual desarrollarse sin violencias.  Gracias a este mecanismo el grupo constituye un elemento socializante de primer orden.  El grupo es para el adolescente un absorbente de la agresividad individual, lo descarga de sentimientos de culpabilidad y tiende a compensar sentimientos de inferioridad.  El grupo espontaneo sirve al adolescente normal precisamente debido a su transitoriedad.  Pero como ente antisocial, por su estructura y dinamismo será siempre abandonado por el adulto una vez que haya alcanzado la madurez.

     Como resumen de las características de un individuo integrado a una multitud encontramos según Le Bon: una desaparición de la personalidad consciente, el predominio de la personalidad inconsciente, la orientación de los sentimientos y de las ideas en igual sentido, por sugestión y contagio, y la tendencia de transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas.  Al nombrar la sugestión debemos remitirnos al término descrito por Freud: condiciones en las cuales se establecen influencias carentes de un fundamento lógico suficiente.  Freud dice que la fuerza de identificación de un grupo proviene de la energía libidinal  definiéndola como la principal fuerza operante en un grupo.  El grupo se cohesiona a través de lazos libidinales con el líder y con el resto del grupo.  En donde los lazos emocionales derivan esencialmente de la identificación, en la cual se entrena la introyección del objeto admirado o amado en el ideal del yo.  En el grupo ese objeto es el líder con el cual se identifica cada miembro; y al tener el mismo objeto en sus ideales del yo puede identificarse entre sí. El líder del grupo es como el líder de la horda primitiva y es capaz de ejercer su autoridad en el grupo porque él es, ahora, el ideal del grupo; cada miembro ha reemplazado con él, su propio yo.[9]

     Los numerosos lazos afectivos dados en una masa bastan ciertamente para explicarnos uno de sus caracteres: la falta de independencia e iniciativa del individuo, la identidad de su reacción con la de los demás, su descenso en fin a la categoría de unidad integrante de la multitud.

     Experimentamos así la impresión de hallarnos ante una situación en la que el sentimiento individual y el acto intelectual personal son demasiado débiles para afirmarse por sí solos sin el apoyo de manifestaciones afectivas e intelectuales análogas a los demás individuos. Esto nos recuerda cuan numerosos son los fenómenos de dependencia en la sociedad humana normal, cuan escasa originalidad y cuan poco valor personal hallamos en ella y hasta qué punto se encuentra dominado el individuo por las influencias de un alma colectiva, tales como las propiedades raciales, los prejuicios de clase, la opinión pública, etc.[10]

A modo de síntesis

    
Este recorrido teórico responde a una pregunta inicial la cual incluye los siguientes conceptos: adolescencia, identificación y formación de grupos.  A nuestra consideración, el adolescente tiende a formar grupos por la necesidad de encontrar un nuevo espacio [11] que le permita identificarse con él, a través de individuos que estén viviendo la misma crisis y con los cuales eventualmente encontraría dar solución a su conflicto personal, y al mismo tiempo dando una respuesta a las demandas sociales. Las formaciones colectivas típicas en el adolescente (masa desorganizada, grupo espontaneo) son fácilmente sugestionables, y los medios de consumo se enfocan hacia la principal fuerza operante en un grupo que logra cohesionarlo, la libido, ofreciéndole al adolescente una posible identificación entre ellos (demanda) y una imagen (oferta) que se convierte en el ideal del grupo. 



     [1] Hurlock, Elizabeth (1979). Psicología de la adolescencia.

     [2] Tomado de Ardila Espinel, Noe (1989). "Adolescencia: factores críticos". Revista Latinoamericana de Psicología, Vol 12 No. 3
     [3] Grinberg, Leon.:"Teoria de la Identificación".Paidos,1978
     [4] Rifflet-Lemaire, A.: Lacan. Barcelona, Pasa, 1971.
     [5] Sigmund Freud. "La identificación". Psicología de las masas. 1923.
     [6] Simon Brainsky. "Manual de psicología", pág 158.
     [7] Arminda Aberastury. "La Adolescencia Normal".
     [8] Gustavo Le bon. Psicología de las multitudes.
     [9] Robert de Board. Psicoanálisis de las organizaciones.
     [10] Sigmund Freud. Psicología de las masas.
     [11] Hubo un espacio análogo que le permitió en un momento dado estructurar en yo, un espacio que le posibilitó reconocerse en un espejo, hubo un momento de identidad en su vida, pero ese yo se perdió, hay que estructurar otro. 

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