Iluso
Iluso
de la serie Relatos demasiado cortos
por Esteban Ortiz
-“Iluso, realmente eres un iluso”.
Le repetía Ella sin cesar. Quería ser escritor y a lo sumo escribía
dedicatorias, firmaba cheques y hacía cuentas con el poco salario que percibía.
-“La escritura para ti es un embeleco”
seguía reprochándole su mujer, mientras cerraba la puerta de su minúsculo
apartamento. Por mucho que lo quería hacer, escribir era un deseo latente, una
pulsión intrínseca y un anhelo confundido.
Un concurso en su correo
electrónico había activado esa mísera ambición: “Escribe cuentos - Gánate un e-reader”.
No entendía bien de qué se trataba el premio, pero la posibilidad de escribir
se alojó en su mente de nuevo.
Especuló en que tal vez era un
genio en la sombra, y que de pronto su suerte sería distinta. Trató de recordar
ejemplos de talentos descubiertos en la edad adulta. Recordó a Montaigne,
Chejov o Saramago. Tomó aire y alojó en sus pulmones buenas intenciones. Apretó
su cuerpo y pensó en alinear los planetas, en untarse ruda, en hacer
meditación, se le vinieron cientos de ideas que aprendió en los innumerables cursos
de automotivación. Se puso al fin de frente de su ordenador y lo primero que
escribió fue:
-
“Iluso, realmente, eres un iluso”.
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