El pequeño Cristóbal
El pequeño Cristóbal
de la serie Relatos demasiado cortos
por Esteban Ortiz
En
aquella época del año donde nunca es mediodía. Ese cielo gris, que aproxima la
nieve, acompaña esta historia. Cristóbal, nuestro protagonista, se encontraba
un día con sus padres de paseo.
Esa
mañana el padre de Cristóbal le había propuesto a la familia un día de campo;
ya que al acercarse el invierno los días de campo se pospondrían hasta el
próximo año. Unas dos semanas atrás los días empezaron a ser más cortos y el
viento más frío, y las estancias en la casa más prolongadas, y en muchas veces,
aburridas.
En los últimos días el campo se despedía a través de las ventanas; se había puesto sus
mejores galas, vistiendo los trajes más exquisitos y elaborados, árboles
vestidos de rojo, amarillo, azul y gris en sus tonos más exclusivos. Esta
campiña, al igual que las otras, parecía en disputa por el mejor vestido o el
mejor arreglo. Después de estos certámenes de belleza parecía como si el viento
les hubiera arrancado sus vestiduras. El gran vestido del señor pino yacía hoja
a hoja en el piso y se confundía con el vestido de la señora Eucalipto que
también estaba en el suelo. Así capas de vestidos se encontraban en el campo
esperando ser barridas o sopladas.
Todo esto
era visto por Cristóbal, quien observaba como cada comienzo de invierno los
árboles se desnudaban para recibir la nieve, y tras esta última imagen le
pregunto a su padre:
-"Padre,
¿por qué nosotros, al igual que los árboles, no nos desnudamos y nos quedamos
en huesos para esperar la nieve?".
Su padre
que conocía estas preguntas pero no las respuestas le respondió:
-"
Hijo, porque nosotros los humanos somos muy miedosos. Presentimos el frío que
va hacer y desde eso ya tenemos frío antes de sentirlo."
Cristóbal,
quien no entendió las palabras de su padre, pero si el tono de su voz,
comprendió que su pregunta tuvo por lo menos una respuesta. Además no le dio mucha
importancia a lo que entendió, ya que tenía más y más preguntas para interrogar ese mundo que de
un momento a otro se le presentó, pero nunca supo cuándo.
- "Padre, ¿qué pasaría si los niños no pudieran hacer preguntas?" - volvió a preguntar Cristóbal.
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