Paradigmas en la formación de docentes

Paradigmas en la formación de docentes


Por Esteban Ortiz M.

La formación, palabra por demás adecuada a los procesos humanos de empuje y transformación innovadora, tiene un lugar privilegiado de análisis y de reflexión. La formación, a modo de idea fuerza, es un lugar obligado para los que quieran afrontar procesos individuales y colectivos de realización humana. Sin embargo, como todo proceso humano regido por voluntades, avatares y coyunturas sociales, la formación ha tenido cambios y consideraciones nuevas que buscan proyectarla, asegurarla e incentivarla. 

Cada vez que uno quiera avanzar en procesos de formación es necesario pensar en dos palabras básicas que giran permanentemente una en función de la otra. Evaluación, que implica tener claridad sobre las deficiencias, fortalezas y demás condiciones presentes. Y mejoramiento, que es básicamente un plan de acción pensado sobre estrategias a seguir para solucionar aquellas deficiencias, sin olvidarse de las fortalezas y demás condiciones existentes.


Esta terna, formación, evaluación y mejoramiento, se constituye como un trío dinámico de momentos y situaciones que buscan movilizar la acción educativa. Son estos tres momentos los que en forma de polea pueden estimular al sector educativo, dinamizarlo y si se quiere conducirlo a mejores estados, realizaciones más acordes y políticas más intencionadas.

Paradigmas de la formación

Como salvedad, es preciso aclarar que la formación puede tener muchas nociones y características en su concepción, por ahora se profundizará en la figura de la formación y su interacción con la evaluación y el mejoramiento. Por esto se traerán a colación algunas ideas que buscarán dar mayor luz, a manera de paradigmas. Preciso aclarar, igualmente, que por un lado se entiende paradigma como un modelo o conjunto de elementos que traducidos o trasladados pueden parecerse al original. Paradigma puede también considerarse como un ejemplo, un lugar de contraste, reflexión y de necesaria referencia. Ambos, modelo y ejemplo, se usarán a manera de enunciados u oraciones para ilustrar las claridades o acuerdos sobre la formación.

Paradigma 1. El mejoramiento es un concepto colectivo

Por muchos años se consideró que el mejoramiento era un concepto individual y que la suma de esas individualidades generaría un mejoramiento global. De esta suma de elementos, vemos hoy en día que no se ha beneficiado sustancialmente el sector, pues al no haber un conjunto, una orientación general, las fuerzas particulares han desplazado el norte hacia necesidades individuales, no forzosamente estratégicas para el desarrollo educativo. Esta colcha de retazos y de intereses ha volcado la formación a lugares vagos, confusos, profundos o nebulosos con más que descrédito en los estudiantes y en la opinión general.

Con este escenario a cuestas, la formación busca nuevas opciones que pretendan darle mayor consistencia y orden a lo que se emprenda personalmente, por ende lo individual se inserta en lo grupal y lo prefigura y lo configura. Por esto, consideramos que el mejoramiento como primer ejercicio es no sólo la suma de muchas expectativas sino también y mejor aún el resultado de un acuerdo colectivo, de una conciencia grupal, de un consenso que enfoca, a manera de cámara fotográfica, el futuro, el horizonte posible y el escenario capaz de priorizar, economizar y volver estratégica y necesaria la formación colectiva.

Paradigma 2. La formación está orientada por necesidades institucionales

Conservando la idea de que el mejoramiento es un concepto colectivo, es pertinente considerar, ahora sí, que la formación parta de intereses reunidos, de caracterizaciones acordes y de claridades sobre las necesidades más urgentes, apremiantes o sustanciales. Antes, valga decirlo, uno estudiaba lo que consideraba y le parecía oportuno, pero la formación, como verdadera continuidad en la realización humana no es posible que emerja de manera súbita y repentina por la conciencia individual, por ejemplo por el: “yo necesito”. La formación es preciso que aparezca como la primera persona pero del plural y por la conjugación del “nosotros necesitamos”. Por medio de esta conjugación, creemos que se asegura la consistencia y pertinencia de las acciones emprendidas, puesto que remite a acuerdos, disensos– consensos, que llevan a establecer una lucha, ese conflicto inevitable entre mi interés, el interés en general y por síntesis o argumentación: nuestro interés. Este recorrido llevamos muchos años saltándolo y es preciso darle su tiempo y hacerle su procedimiento. Es por ende necesario considerar las necesidades colectivas e institucionales para orientar la formación, sino aparecerá como cabo suelto, como energía desperdiciada, como lucha vana.

Paradigma 3. La formación está comprendida por las acciones que se emprendan en lo cotidiano.

Otro lugar obligado de la formación es su concordancia con las labores cotidianas. Como docentes, cada vez que pensamos en formarnos por fuera del salón de clase estamos cayendo en una redundancia, en un despropósito. Cada vez que creemos que esto podría servir en un futuro y sin ninguna ilación con lo que se hace, piensa o se dice actualmente le estamos quitando fuerza a la razón empírica, a lo cotidiano, y a nuestro trabajo. Si consideramos que la investigación es más trabajo, si la innovación nos aleja de nuestra cotidianidad, seguiremos creyendo que hay dos mundos paralelos, formación e investigación, incluso trabajo y juego, uno más pertinente que otro, uno más prioritario que otro, uno más bueno o mejor que otro. He ahí otra pérdida de energía.

Valga la oportunidad para decirlo, las preguntas que surjan para investigar son las de los niños, los jóvenes o las nuestras, la investigación surge de la rumia, de la conexión entre lo cotidiano, muchas veces obvio, y la pregunta o inquietud. La investigación no necesariamente es idea extraña, bata blanca, laboratorio, y aparatos extraños, como nos lo han hecho pensar. Más bien la investigación es idea común vuelta sospecha, ropa corriente, aulas de clase y preguntas de los niños. He ahí un lugar de desarrollo propio y sobre todo cercano a la educación.

Si creemos que algún día deberíamos tener esto o aquello para investigar, como una especie de prerrequisito, sin duda tendremos la sensación de haber perdido el tiempo en lo que hacemos diariamente; y claro, habremos perdido la filigrana propia del desarrollo y de la evolución de nuestros estudiantes. Por eso la investigación es cada vez más sobre la pedagogía y menos sobre la disciplina, he ahí el centro de la investigación educativa: El aula es el lugar de partida y de llegada en nuestro preguntarnos sobre la educación, lo demás es trabajo redundante.

Paradigma 4. La formación está orientada a los logros de los estudiantes

Aunque parezca paradójico la formación no es para uno, es para los demás, es para los estudiantes. Si se considera que la educación es sobre todo un lugar de acuerdo pedagógico, la formación estará orientada por el desempeño de los estudiantes; claro y por supuesto, los docentes sembramos y la siembra también es nuestro alimento.
Poco a poco, no sin desespero, hemos venido pasando de la pregunta ¿Qué conozco nuevo con mi capacitación? centrada en nuestros intereses, a la inquietud cada vez más generalizada de ¿Qué logran los estudiantes con mi formación? Esta última opción recupera la idea del docente como servidor público y a la educación como un bien público. Pero además realza en que todo el tiempo el docente da y siembra actitudes, disposiciones, somos por así decirlo el “etos” contemporáneo, la conciencia social de nuestro tiempo. Esta última noción no puede desconocerse por nadie, sobre nosotros recae un peso social de doble faz: privilegio y a la vez atadura, valor y desprestigio. Es imperioso unificar esa doble conciencia sobre el ejercicio docente, de nosotros depende llevarlo a cabo.

Añadimos, a manera de idea fuerza, que estar centrado en los demás, tiene consecuencias hasta en el enfoque que estamos viviendo: menos enseñanza y más aprendizaje. El lugar de la investigación, la innovación y el desempeño profesional del docente es el aprendizaje de los estudiantes ¿cómo desarrollarlo, incentivarlo y lograrlo? son las grandes metas y derroteros próximos de la docencia, de la investigación y por ende de la misma formación.

Paradigma 5. La formación está centrada en la coo-formación

Importante recalcar los dos modelos posibles de la formación, la información que, si se permite la figura, busca: introducir, inculcar, incorporar datos, a la vez que conciencias, contenidos, y una que otra idea. Figura esta vertical, la información podemos intuirlo es pasar de un lado más alto a otro más bajo; en otras épocas la mirada del que sabe al que no, del que está iluminado (maestro) al que le falta luz  (alumno).

Desde otra faceta, el modelo de la coo-formación recupera el trabajo cooperativo, la congruencia, el consenso, la consecuencia, la correspondencia con el otro, el conformar equipos, el ser colegas, en fin una forma de ver la formación más como una oportunidad, un lugar de dialogo, algo más horizontal, y sin duda con más viso de realidad que el de la información.

Este último lugar, el de la coo-formación, es más el lugar que nos ha tocado vivir, cada vez más desconocemos cómo se aprende, sin duda lo vemos, lo intuimos, lo corroboramos, pero a la luz de la docencia necesitamos saber con mayor certeza cómo insertarnos en este lugar; promoverlo, indagarlo y proporcionarlo. Será algo difícil y que debemos explorar, pero es un deber imperativo. Nuestros estudiantes demandan nuevas estrategias, nosotros como docentes en formación permanente demandamos nuevas estrategias; sobre todo si pensamos en la escuela, en la institución, en el grupo de pares hay, sin duda, una salida, un referente, un lugar para hacerlo, depende de nosotros descubrirlo, crearlo y hasta comprenderlo.

Estos cinco paradigmas, a manera de enunciación, son los que vemos que han hecho cambiar la noción de formación, no sólo para incentivarla sino para realzarla, puesto que nuevas maneras de trabajar, de idear, de orientar, de comprender, de dirigir, de centrar y por ende de formar nos esperan. Cada vez más con ahínco, cada vez más desde los acuerdos, cada vez más desde la política le espera al sector una mejor educación, esperemos que los docentes reaccionemos al fin ante los nuevos retos. 

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