Del maestro de hoy y los retos del mañana
“Del Maestro de hoy y
los
retos del Mañana”
Por Esteban Ortiz M.
Dentro del marco del programa de “Nivelación
para la Excelencia” suscrito entre Compensar y la Secretaría de Educación de
Bogotá hemos trabajado en grandes brechas de la educación básica primaria.
Muchas son las que aparecen, entre otras: un bajo rendimiento académico de los
estudiantes, dificultades en la comunicación entre los docentes, escuelas ubicadas
en zonas de alto riesgo y con altos índices de inseguridad, etc..
Bajo este complejo referente, donde algunas
veces el trabajo se ve entorpecido por factores que nos desbordan, se ha venido
realizando un ejercicio de acompañamiento a las instituciones y docentes de las
mismas. Son estas condiciones –bajo rendimiento, clima laboral, inseguridad–
las que en un momento dado bloquean la gestión, y al mismo tiempo se
constituyen en las situaciones que nos obligan a pensar de una manera diferente
la idea de formar docentes en el distrito.
Antes que nada, planteemos sucintamente lo que
hemos hecho en las instituciones. Al principio del acompañamiento iniciamos con
talleres de lenguaje, sobre todo en las áreas de escritura y lectura, al igual
que talleres de matemáticas. A su vez, en el ámbito de los proyectos
institucionales hemos venido trabajando la integración de las áreas, cuestión
surgida en programas realizados anteriormente por el CINEP e IDEP (1999): El
saber tiene sentido”.
Es precisamente esta triangulación: lenguaje,
matemáticas y proyectos la que ha permitido hacer una gran conexión de postulados,
ideas e intuiciones. Gracias a este transcurrir
surge un ejercicio de conceptualización en donde aparece –y no antes– el
término de “Desarrollo de Habilidades Problémicas” como base del acompañamiento
realizado hasta el momento.
De la palabra problema
Antes de continuar con el recorrido sobre las habilidades problémicas, hagamos un
rodeo por las diversas concepciones que se tienen sobre el término “problema”.
Por un lado, encontramos que la palabra en cuestión se refiere cotidianamente a
las dificultades por las que se atraviesa. Por otro lado, la palabra “problema”
se encuentra relacionada con el campo semántico del razonamiento. Es decir,
cuando se plantea un “problema”, obviamente incluido en un contexto educativo,
muchas personas entenderán la acepción de “conjunto de razonamientos
encaminados a obtener resultados a partir de datos conocidos”[1].
Esta definición es muy conocida en el medio matemático, ya que define y
estructura lógica y prepositivamente una serie de datos conocidos, los que unidos
hacen una formulación o enunciado problémico.
La última acepción de la palabra “problema” es
la de la idea. Este referente es el que permite hablar de un problema como una
cuestión, un planteamiento o un caso. Esta definición está más alejada de la vida
cotidiana pero es sin lugar a dudas el mejor exponente de lo que queremos decir
al momento de remitirnos al desarrollo de
las habilidades problémicas. Valga la ocasión para indicarlo, la palabra
“problémica” no existe y es producto de la reflexión de un grupo de
profesionales, pero también es preciso recordar que las palabras pueden ser
inventadas, como lo hace cada uno al reinventar el castellano cada vez que lo
aprende y lo reproduce.
De las preguntas
Dado el programa en el que estamos, la
Secretaría de Educación ha pretendido trabajar denodadamente con los maestros,
puesto que son ellos el pasado, presente y el
futuro de la educación. Y también son los que llevan “a cuestas” gran
parte de la responsabilidad de sacar adelante el proyecto de nación y de
ciudadanos, pues aunque no se sepa, los que trabajamos en la educación estamos
inmersos en una “virtualidad”: laboramos hoy y vemos los resultados en 20 o más
años.
Bajo este referente, algunas de las cuestiones
que nos preocupan es el tipo de inquietudes e incertidumbres que los docentes
manejan frente a los estudiantes. En pocas palabras: ¿cómo formulan las preguntas a
sus estudiantes? Puesto que es sabido que dependiendo de las palabras que le
hagamos a los estudiantes obtendremos más y mejores respuestas.
Hace algún tiempo conocimos la propuesta de
André Giordan y Gerard de Vecchi en su texto “Los orígenes del saber” sobre el
tipo de preguntas que se formulan cotidianamente. A continuación haremos una
recopilación de las ideas que al respecto se esbozan sobre el uso de las
preguntas en el aula de clase.
Es percibido por todos que la intencionalidad
que se hace al preguntar un enunciado es obtener una respuesta. Ejemplos como: ¿quién descubrió América? Tienen,
usualmente, una única respuesta: Cristobal Colón. Este tipo de pregunta se le
denomina como “Pregunta –única respuesta” y es muy usada en la educación por
los maestros que buscan sobre todo inculcar contenidos teóricos. No podemos
dejar de anotar que los docentes que emplean estas preguntas consideran que una
forma muy provechosa de enseñar es la de introducir rápida y efectivamente
conocimientos únicos y –aparentemente– verdaderos.
Otra posibilidad de la pregunta es la de
buscar que una pregunta tenga un referente diferente y más general que el de un
contenido o saber aislado. Un ejemplo de este tipo de preguntas es: ¿Cuáles son las causas del descubrimiento de
América? Esta pregunta es muy propositiva pues genera en el estudiante una
idea más amplia del mundo que lo rodea y sobre todo en las causas que conducen
a los hechos que palpa cotidianamente. Fíjense que la pregunta sobre las causas
remite a un conjunto de ideas, no necesariamente una más importante que la
otra, sino un conglomerado de situaciones, acciones que hacen que las cosas
sucedan de una y no de otra forma.
Por último, como nivel más elevado de
estructuración de las preguntas se encuentra el tipo “pregunta – pregunta” que
es el que genera en el estudiante un deseo por descubrir más teorías y
explicaciones a lo que sucede a su alrededor. Este tipo de pregunta está muy
cercano a la idea de problema, pues es este el que permite abordar desde muchos
flancos, concepciones, lo que uno considera como el conocimiento. Para este
tipo de preguntas, uno de tantos ejemplos puede ser: Si ya existían pueblos, razas y culturas ¿por qué se dice que los
españoles descubrieron América?
Son estas tres tipologías genéricas las que
explican como un docente actual puede estar pendiente de las preguntas que
haga, formule y genere en clase. Sin duda, creemos que un docente innovador e
investigador hará de su experiencia docente un tipo “pregunta–pregunta” y no el
acostumbrado “pregunta–única respuesta”. Entendemos, igualmente, que un docente
que postule las “preguntas–preguntas” será un docente dispuesto a enfrentarse
al mundo de lo desconocido, insólito y poco recurrente. Es este maestro un ser
abarcador de saberes, abierto a las nuevas concepciones y vericuetos propios
del conocimiento. Será un maestro atento a lo que los estudiantes dicen y plantean,
y no sólo restringido a la aparente enseñanza verdadera de los libros de texto.
Hace poco escuchábamos a una maestra que
planteaba la exactitud de las matemáticas, y que sostenía la fascinación que le
producía la regularidad de sus postulados. Sin embargo, y conociendo algunas
dudas que al interior de las matemáticas se dan, no es tan preciso afirmar que las matemáticas son precisas. Discusiones sobre si ¿es
primero el cero o el uno? o ¿cuál es
la practicidad de obtener la raíz cuadrada? Son cuestiones que aquejan al
saber matemático y que muchas veces en las aulas no se plantea pues se da por
hecho que estas cuestiones se deben enseñar porque sí.
De los maestros
Ya hemos dicho que el maestro podría cambiar
su práctica pedagógica y dirigirla a cuestiones que integren problemas cercanos
al contexto inmediato de los estudiantes. Pero obviamente la forma de concebir al maestro es precisa reformularla. No es conveniente continuar sosteniendo el
referente cultural del docente como gran retenedor de contenidos y saberes. Más
bien es apropiado explorar el referente del maestro que está abierto a conocer
más y mejor. De nada sirve un gran maestro que busca transmitir su saber si
esta persona no aprende una y otra vez de las nuevas concepciones que se
manejan, y más que nada de los mismos estudiantes que están reformulando e
interiorizando los postulados científicos y sociales.
Conviene recordar que una de las cuestiones
que aquejan permanentemente a la educación es la idea de cambio, pues
parafraseando a Jurjo Torres: “conviene al maestro hoy más que nunca estar
abierto a un mundo cada vez más impredecible”. Y es que el maestro ha de estar
pendiente de las nuevas formulaciones que el mundo cambiante hace: sea para
adecuarlas, sea para refutarlas. Y hablando de esto último, se entiende que las
situaciones actuales exigen posturas no necesariamente conciliadoras con lo que
se vive hoy en día. Pero, así sea de crítica o de recurso con las situaciones
actuales, se siente importante saber qué está sucediendo en el mundo, en la
nación o en la ciudad y por qué es provechoso o no trabajarlo.
Abrirse a lo que los estudiantes ven, miran y
observan en los medios de comunicación es una actitud que el maestro podría
considerar. El cine, la literatura, la televisión y la internet son recursos que
cada vez más se encuentran a disposición del maestro.
A propósito, en el ejercicio de pensar la
integración curricular y de las áreas del conocimiento hemos encontrado una
excelente estrategia: la integración a partir de relatos. Este procedimiento
plantea tomar y adecuar películas, cuentos, poemas y hacer de ellos una
didáctica que busque integrar las áreas. Por ejemplo, tomamos un video, cuento
o poema y los usamos como relato integrador; después le preguntamos a los
docentes de las áreas qué del relato se relaciona con el conocimiento en sí de
la asignatura. Queda así planteado un ejercicio rápido pero potente, en el cual
se realiza un trabajo mancomunado e interdisciplinario de los diferentes
docentes.
De las conclusiones
Esta propuesta de “Desarrollo de Habilidades Problémicas”
prefigura un nuevo tipo de maestros con las siguientes características:
C Un maestro innovador, que busca permanentemente el saber y no se
preocupa por la constante inquietud que esto genera.
C Un maestro que no “traga entero” las palabras o ideas que circulan y
que siempre está atento de los nuevos saberes que rondan en los medios de
comunicación.
C Un maestro atento a las ideas que surgen y circulan en el imaginario
infantil y juvenil.
C Un maestro que vuelca su interés y el de los estudiantes en actividades
significativas.
Sin duda en nuestro medio educativo existen
numerosos docentes exponentes de las anteriores características, queremos
invitar a los que no las practican a considerarlas. Para un ejemplo, por qué no
iniciar la próxima semana con planteamientos y preguntas que invitan a los estudiantes a descubrir, elucubrar y replantear su mundo, su experiencia y su
imaginación. Siguiendo al fascinante escritor Gianni Rodari, que tal invitar a
los estudiantes a escribir un relato en donde se plantee el encuentro entre dos
elementos, por ejemplo: un palo y una cabra de las laderas de Bogotá, el lápiz
y un tiburón costeño, o el roce entre el aire y una mujer de los llanos. Son
estas ideas salidas de los propios estudiantes distritales, recogidas en una
antología de textos infantiles publicada en el 2000, la que nos invita a seguir
pensando en un país, en una nación abierta a los nuevos tiempos, y sobre todo
en una Colombia para ellos, con ellos y por ellos: nuestros estudiantes.
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